Las tomas son agujeros grandes en el casco del velero. Si quiebra una, sería una emergencia. Puede hundir el velero con poco tiempo. Además, seguro que no va a quebrar en condiciones de calma. Va a quebrar de noche, con vientos fuertes y olas grandes sacudiendo todo, todos, y todas adentro. El géiser dentro del compartimiento del motor no solamente sería difícil alcanzar. Mojaría los cables y terminales de los sistemas eléctricos. Muy pronto sería falta de luz ni radio ni navegación. Es una pesadilla.
Para quitar esa pesadilla, en julio y agosto de 2022, en un astillero en Panamá, reemplace todas las tomas con nuevas más seguros.
“No mejora lo que sirve” es una mantra del ingeniero de software. Significa que no sirve gastar recursos para mejorar algo que ya funciona bien. Además, con software, hay posibilidad de hacer más daños que mejoras. Siempre que escribes códigos nuevos introduces faltas nuevas.
Las tomas no son software, pero podemos hacer la pregunta, ¿Cuál era el problema? Para mi, los problemas fueron doble. Primeramente, había una mezcla de plástico (nylon reforzado, Marelon®) y metal (bronce). Con cambios de temperatura, el plástico cambia su forma casi ninguna cual el metal expanda o contrata. Esto significa que el contacto entre las roscas está siempre sobre movimiento. Es poco movimiento, pero es movimiento.
El problema más importante con la mezcla de metal y plástico es que las roscas de metal son muy duras y las roscas de plástico son más suaves. Significa que, cuando hay fuerzas sobre la conexión, las roscas metálicas hacen daños a las roscas plásticas. En la foto, puedes ver que la conexión entre la válvula de cierre y la toma está rota. Ocurre cuando alguien (no fui yo) aplica mucha fuerza a la maniobra para cerrar la válvula (que fue clavada).
Asusta dar cuenta, cuando lo descubrí, que he navegado un año y medio por más de quinientos millas náuticas con este desastre. Si la toma en la foto se ha quebrado, había un flujo del agua de mil litros por minuto. Este flujo sería sin posibilidad de parar con el cierre de una válvula, porque ocurre entre el casco y la válvula.
Este último era, para mi, el problema más crítico. En la foto, puedes ver que hay un cuello entre la conexión por el casco y la válvula de cierre. Cuando abres y cierras la válvula, hay fuerzas de torsión sobre el cuello. Si el cuello se quiebra, el paciente muere.
La solución es utilizar válvulas que conectan directamente al casco. Ese tipo de válvula se refiere como válvula embridada. Ambos de las fábricas de válvulas– la de Marelon® y la de bronce –ofrecen válvulas embridadas.
Que las válvulas de Marelon® no se corroen es una ventaja grande. Para mi la selección era más emocional. Me siento más seguro con la durabilidad y la fortaleza de bronce.
En la foto puedes ver una vieja toma, de tamaño tres cuartos de una pulgada, con la nueva toma de bronce. Ve que hay menos juntas. La toma se une directamente con la válvula por el casco. Ve que la nueva es embridada. Se monta directamente sobre el casco. La válvula no depende de la toma para sostenerlo. Al contrario, la válvula sostiene la toma. Nota también como más duro y sustancial es el bronce en comparación con el nylon.
Ya he reemplazado una de las tomas– la descarga del fregadero en el baño –cuando Brisa fue afuera el agua en La Paz. Al fin de hoy en Panamá reemplace todas las demás, cinco más, con costo de casi tres mil dólares. Así es. Las válvulas de bronce no son baratas.
Las nuevas pueden servir por cuarenta años más de vida del velero. Más importante, me hacen más tranquilo navegando, sin sentirme preocupada a veces con los agujeros en el casco.