Después de salir de Annapolis, empecé a sentir parte de la gran migración hacia el sur. Llega el invierno en el hemisferio norte. Todos los pájaros vuelan, vuelan hacia el sur, hacia el sol, hacia el fuego, esquivando el hielo, la nieve, los días helados.
¿Dónde se van? Algunos a Florida. Lo demás a las islas Bahamas. ¿Y yo? Me voy a Carolina del Norte. Voy a postergar la navegación a las Bahamas, de los Turcos y Cacaos, de las islas Virgen Estadounidenses y Britanicos, de todo eso. He tomado la cena. Dejo los dulces y me quedo en el lindo astillero McCotter para hacer mejoras. Disciplinado, porque ya he postergado tanto las mejoras para el velero.
Me siento feliz. Tanto por el cambio en la rutina. Más por la promesa, el porvenir de viaje a Uruguay en avión. Allí hay verano. Hay amigos. Hay cafeterías, milanesas, tarta de puerro. Fútbol. Carnaval. Teatro. Cinema. Creatividad. Lo Rambla.
He navegado desde Annapolis con algunos noches fondeados en caletas varias del Chesapeake, al gran puerto de Norfolk donde construyen los barcos de guerra naval. Desde Norfolk navegué por el Canal Great Bridge a Albemarle Sound, más conocido como la Corte de Virginia. Paré en Great Bridge para mirar el desfile de barcos pasando hacia el sur, como yo.
Desde la Corte, pasé por Currituck Sound, Coinjock, Albemarle Sound, el Río Alligator, el Canal Alligator a Pungo, el Río Pungo y al fin el Río Pamlico al astillero McCotter. (En Coinjock recibí los resultados de la selección estadounidense. Es el señor Donald.)
He navegado este año desde la Isla Gran Caimán a Boston, de Boston devolví a Carolina del Norte. Es aproximadamente tres mil setecientos (3.700) millas náuticas. Empecé este año en Gran Caimán. Espero empezar la próxima en Uruguay.
El video dura dos minutos. El tamaño del archivo es 180 Mb.