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Aventuras del velero Brisa
19 May 2023

En el Río Chagres

El Río Chagres es un estuario y la desembocadura del Lago Gatún. Antes de la construcción de la presa que formó el lago para el Canal de Panamá, fue el río principal de Panamá. Ahora la parte de arriba del lago es la fuente principal de agua para el lago y para el canal.

Los restos del Fuerte de San Lorenzo dominan por un farallón alto a la entrada al río. La navegación en el río es fácil ahora, con profundidades no menores de once metros y poca corriente. La entrada es difícil, con bancos de arena, profundidades de cuatro o cinco metros, y un arrecife poco visible.

Navegué cuidadosamente la entrada y disfruté cuatro días apacibles y millas náuticas dentro. Fondeado allí estaba yo, con los pájaros, la selva y los cocodrilos.

Pareja de golondrinas

Llegando al primer codo del río, unos kilómetros arriba de la desembocadura, un par de golondrinas me dan la bienvenida. Buscaba un lugar suficientemente llano para fondear. De verdad, once metros no es demasiado. Tomé la bienvenida de las golondrinas como señal de que había encontrado un sitio prometedor.

Los dos se golondrinas se ponen cómodas en la proa y se convierten en buenos compañeras durante todos los días de mi estadía. Trinan felizmente y vuelan sorteos para alimentarse de los insectos arriba el agua. Cuando me fui, me acompañaron casi hasta la la desembocadura, confundidas, desanimadas. Imaginé que se quejaban, “¿Qué está pasando? ¿Qué haces?”. Imaginé que habían esperado que esa linda situación fuera permanente. A mi también me cuesta irme y despedirme de su compañía.

Río Chagres desde la proa de Brisa

No salí del velero ninguna de los días, salvo meterme brevemente en el agua algunas veces. Tenía demasiada pereza para zarpar la lanchita, bien tranquilo y contento, a pesar de que vi unos lugares por la orilla accesibles para bajar a tierra y explorar un poco de la selva. Estaba contento con los pájaros.

Tenía un app en el celular, Merlín, del Laboratorio de Ornitología de Cornell, que identifica pájaros por sus sonidos. Funciona sin internet. (Eso era un gran plus porque no tenía internet.) El pájaro más común era el loro Amazona farinosa. Volaron en pares, graznando ruidosamente, con altura alta, desde un lado al otro del río. Andan en grupos, en lo alto de los árboles, discutiendo calurosamente sus diferencias y poniéndose de acuerdo.

Río Chagres glaseado, con selva

Identificaba también el tucán de pico castaño con su llamada lúgubre y el tucán pico iris con su llamada de castañuela o grillo. No me di cuenta que hay dos tipos en esta selva. Sus cantos son muy distintos. Logre de ver ambos con prismáticos, los con pico iris solo una vez a pesar de que podía oírles claramente y frecuentemente entre el bosque.

De madrugada y la velada canta el trepatroncos cocao con silbidos rápidos y después más lentos, apagándose, muy alto y claro. Una mañana, desde la orilla opuesta, escuché un sonido como arcas eléctricas, chispas crepitantes de alta voltaje. El app lo identifica como el canto del martín pescador amazónico.

Guarida del cocodrilo por la orilla del Río Chagres

Buscando el martín con prismáticos, examinando la orilla a la distancia, noté un movimiento. Paré para mirar más de cerca. Lo que vi, asombrosamente, era un cocodrilo. Estimé que su largo era más o menos mi altura, 180 cm, cuál, según el artículo, es pequeño. Era muy traidor. Flotaba sobre el agua sin moverse, con solo su nariz y ojos, y una parte de su cola visibles sobre la superficie del agua. Cuando quería moverse, se hundía lentamente, sin hacer ni una ondulación, y reaparecía en otra orientación. Al fin me enfrentó, mirándome. Parecía nada más que un pedazo de tronco flotando en el río. Me vinieron escalofríos. Tuve que dejar de mirar.

Para refrescarme, me metí en el río al lado del velero. Antes de meterme, recorrí la cubierta mirando muy de cerca al agua. Temí las medusas. He visto medusas pequeñas con medio metro de profundidad. No me gusta que me piquen.

El río era muy turbio, con sedimentos. Incluso con lentes de natación no podía ver el costado del velero desde una distancia de un metro. El agua más cálida estaba debajo del agua más fría, a revés. Especulo que se debiá a la diferencia de salinidad. El agua más salada se hunde a pesar de ser más cálida. De verdad, era una mezcla de agua dulce y salada.

No solo las medusas, sino la calidad turbia del agua y el pensamiento del cocodrilo mirándome desde el otro lado del río hizo que mis baños fueran breves.

El vídeo lo hice por la tarde, a la hora del té. Podés ver y oír lo apacible que estaba allí, casi siempre. Les doy un panorama del agua, la selva, y el cielo a mi alrededor, fondeado en el río, acompañado de los los pájaros por todos lados.

categorías: navegación - naturaleza - cocodrilo - aves
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